Rica en fauna y flora, hermosos paisajes naturales, muchos minerales que explotar, uno de los países más felices del mundo... Pero déjenme decirles y no todo es color de rosa.
No podemos ignorar que Colombia es un país con altos niveles de violencia; es un lugar en el que a diario mueren muchos niños, bien sea por el conflicto interno, de hambre o simple indiferencia, esto sumado a aquellos que son torturados o maltratados. Hoy es un país en el que lo que importa es el dinero y las formas, legales o ilegales, para obtenerlo.
Nos hemos convertido en expertos para inventar concursos y realyties para que la gente este entretenida y se olvide, por un momento, de todo lo malo que ocurre a su alrededor, no es que este en contra de la televisión pero la verdad no me agrada mucho el entretener sin enseñar que hoy llena nuestra parrilla de programación.
¿Qué será de nuestra niñez... qué les espera con todo lo que a diario ven y escuchan?
Al pecado le llaman “derecho”, ser malo es bueno, no hay nada de malo si lo quieres solo debes seguir a tu corazón, debes buscar al más malo, imitarlo y seguirlo, que siempre y cuando no te “pillen” puedes mentir…. ¡Yaaaaaaaaa bastaaaa! ¿Cuándo fue que todo empezó a cambiar, cuándo fue que dejamos que todo diera un giro tan importante para nuestro presente y futuro, cuando fue que nuestros valores se perdieron?
Una mañana cansada de todo lo que se vive en nuestro país oraba: le daba gracias a Dios por un nuevo día, también le agradecía por ser mi Padre y entre todo esto le preguntaba sobre lo que pasa con nuestro país...con nuestro mundo. Le interrogaba sobre esto mismo que yo me preguntaba una y otra vez: ¿por qué, qué fue lo que pasó? La respuesta no fue nada agradable en verdad. Él, con amor, me contestó, simple y sencillo: el problema eres tú, y los que se parecen a ti, solo te quejas pero no haces nada para cambiar…silencio absoluto y solo pude preguntarme: ¿Qué? Es que a veces escuchar la verdad duele, pero es necesario para despertar y darnos cuenta que debemos hacer algo.
Por ello decidí cambiar. Decidí empezar por dejar de ver los errores de los demás, ver los míos y hacer algo al respecto, además me enfoqué en orar, con muchas más ganas, eso si pidiendo primero perdón por el no haberme dado cuenta antes. Sé que es algo pequeño pero si todos hacemos algo como esto(aunque no vivas en Colombia), por pequeño que parezca, sumado será mucho.
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