La otra recompensa.

Romanos 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Si Dios ha de recompensar al hombre por su obediencia, Satán, como eterno imitador y falsificador, también quiere hacerlo, y para esto se vale de artimañas tan antiguas como novedosas, tan oscuras como atractivas... tan ilusorias como reales. Buscará engañarte y enredarte hasta lograr tu caída para luego burlarse, señalarte y acusarte delante de nuestro Dios.  

Primero ha de mostrarle a nuestros ojos o sentidos el placer que representa la comisión del pecado. No pretenderá jamás contarnos el plan completo; siempre nos hablará de la belleza, el placer, la dulzura, el goce y el disfrute, nunca del dolor, la tristeza, amargura, decepción y hasta tragedia que podría ocasionar. Nos presenta el pecado como una oportunidad de felicidad, una ocasión de suplir "necesidades", como el momento perfecto, que no volverá, para poder cumplir o saciar el deseo que durante tanto hemos estado acariciando en nuestros pensamientos.

Somos débiles por eso la palabra nos exhorta diciendo en Mateo 6:41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Y nosotros, como buenos tergiversadores y malos interpretes terminamos por pensar y hacer creer a otros que el ser tentado es pecado y por eso algunos terminan por sentirse tan deprimidos que se pueden considerar a sí mismos menos o tan pequeños como una pelusa de ombligo. Se nos olvida pensar en la propia tentación de Nuestro Señor Jesús, al que se le llama sin pecado, y tampoco recordamos como el enemigo le tentó aún con la palabra. Se nos insta a no entrar en la tentación y de ninguna manera a pensar en que por el simple hecho de ser tentados ya hemos pecado; lee 1 Cor 10:13.

Hoy recuerda quién es tu Padre, y qué te ha prometido porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar(1 Ped. 5:8) y el también tiene preparada su recompensa para tí: sueños olvidados, anhelos destruidos, familias fracasadas, errores que te persiguen, cuentas atrasadas, trabajos humillantes, etc. No te olvides de velar y orar, de hacerlo en todo momento, de pensar en lo bueno y desechar toda idea maligna que trate de anidar en tu mente,  no puedes evitar y las aves sobrevuelen el techo de tu casa, pero si puedes evitar que hagan sus nidos en el.