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Con los pies en la tierra...

Proverbios 16:18 dice: Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu. Con el transcursos de los años de mi vida cristiana he podido ser testigo de la veracidad de este versículo, lastimosamente he visto como amigos míos, hermanos en Cristo, buenos servidores, gente entregada al ministerio, ha desistido del camino porque permitieron a la semilla de altivez plantarse en sus corazones. A lo mejor porque Dios había depositado en ellos algún talento especial o porque en un momento determinado les entregaron cierto liderazgo sobre algún ministerio de la Iglesia y, no pudiendo controlar esto, permitieron a la altivez asomar en su vida y se convirtiera así en la raíz de su caída.

Por lo general esta clase de personas son aquellas que tuvieron un excelente comienzo, se disponían a servir en todo lo que pudieran, no faltaban a ninguna reunión de la Iglesia, no existía un “no puedo” a la hora de servir, y el “no quiero” no estaba en su vocabulario. Todo eso hacía de estas personas, por lo general, personas de mucha oración y que disfrutaban meterse con el Señor. No digo y esto este mal, al contrario todas estas características son dignas de exaltar y TODOS las deberíamos tener, pero, así mismo sabemos, existen casos puntuales en los que esto puede llegar a ser contraproducente.(Lc. 18: 9-14)

Ahora vamos al error, mencionemos la piedrita en el zapato que impidió a estos hermanos, tremendos en el servicio, tener más logros en su vida.

Hay algo difícil de negar y es el hecho de que: entre mas te metes con Dios, mas conocimiento tienes, incrementas la madurez para servir y dar un consejo, para evaluar o dar una opinión; pero si no te fijas y descuidas tu corazón, puede ser y todo esto te lleve a pensar: tu eres el único que hace las cosas bien, todos son unos acomodados en la Iglesia y deberían ser más como tu. Cuando tu corazón comienza a permitir la llegada de la altivez, es cuando empiezas a ver a todos imperfectos, le sacas los errores a medio mundo y los señalas como carnales...cuidado, es ahí donde esta pronta la caída. Cuando una persona tiene indicios de estos síntomas, de no tomar medidas al respecto, va directo al error, directo a su caída. Esa caída, como todas, duele y te hace tragar todas las palabras tontas y vacías que un día dijiste, te confrontará y, si eres humilde, hará de ti una mejor persona (Lc. 12: 48). 

Te invito a ser humildes en cada momento, a no sentirte mas que otro porque Dios ha depositado en ti una linda cualidad, a desechar toda ínfula de superioridad, a no ver a los demás como inferiores a ti, a usar ese talento dado por Dios como instrumento para ministrar a muchos, porque para eso te fue dado, a honrar a Dios con tus talentos y a servir con todo amor. Trata siempre a los hermanos igual, tal y como los tratabas cuando no tenias privilegios en la Iglesia. Que la humildad sea siempre visible, nunca pienses que por el hecho de ser líder de cierto ministerio, tienes la potestad de tratar a los demás como empleados. Ten una conducta de amor y compresión por las almas, no las veas como personas llenas de errores que se merecen el infierno, míralas como personas que necesitan mas de Cristo y disponte a ayudarles. Jamás cambies con aquellos y un día estuvieron a tu lado sirviendo, no permitas a la altivez llegar a tu vida, toma ejemplo del mejor de todos los tiempos: Cristo Jesús. (Rom. 12:3) 

No importa cuanto sepas, que privilegio mas elevado tengas o cuan hermoso es el talento o el don dado por Dios, nunca permitas que tu corazón se desvíe del propósito por el cual te fue dada esa bendición, se humilde sobre todo y evita la altivez de espíritu. 

Mantén tu corazón pegado al cielo y tus pies en la tierra.



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