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Una fórmula para vencer.

En alguna parte leí lo siguiente: “Nos maravillamos de la perfección anatómica de una pintura de da Vinci. Pero olvidamos que Leonardo da Vinci, para llegar a esa hermosa pintura, tuvo que dibujar miles de manos.” Leonardo tenía esa misma firme determinación que Pablo ejemplificó en Roma cuando escribió la carta a los filipenses. Thomas Edison inventó la moderna bombilla eléctrica después de fallar mil veces en el intento. Según su propio testimonio, fue principalmente su firme determinación lo que le dio la luz incandescente al mundo, no su genio creativo de inventor. Pero no estamos hablando de atletas universitarios, ni de inventores geniales. Estamos hablando de un siervo de Cristo con una determinación firme. No hay una ruta fácil hacia la madurez espiritual. Esto no sucede de la noche a la mañana. Recuerde: es un proceso a veces fatigoso. Por lo tanto, no se tome la molestia de publicar un panfleto para revelar todos los obstáculos que está enfrentando. Tampoco no busque hacerse famoso por sus quejas. La queja nunca es buena para el corazón del cristiano. El Apóstol dice: “Olviden el pasado; esfuércense por llegar triunfantes a la meta. Sigan corriendo.” (Fil. 3:12-14) A partir de hoy desarrolle y mantenga una actitud de firme y determinación de madurar.

En medio de sus pruebas Job decía: “¿De donde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?” (Job. 28:20). La respuesta está en las palabras del versículo Santiago 1:5: “Pídala a Dios”. La solución está en la oración, que no debe ser ocasional sino continúa, persistiendo hasta recibir la respuesta de parte de Dios. No se trata de reclamar, sino de pedir. Es un ruego que descansa por fe en Su gracia. Más adelante Santiago dirá que Dios da “mayor gracia”. La sabiduría para entender la prueba no es un derecho, sino un regalo que sólo Él puede otorgar. Tengo la promesa de su Palabra: “Él provee de sabiduría a los rectos” (Pr. 2:7). Además el Señor dijo: “Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mt. 7:7). Debo confiar en que mi oración será atendida, porque “Él da a todos generosamente”. Los recursos de la gracia son infinitos, por tanto, la sabiduría que me dará será también grande. Señor, ayúdame a entender la prueba, y para toda situación de la vida dame sabiduría para saber que estás en el control de todo. Permíteme seguir adelante descansando plenamente en Ti

“Con mi voz clamaré a Jehová; con mi voz pediré a Jehová misericordia. Delante de él expondré mi queja; delante de él manifestaré mi angustia. Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo. Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; no tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida. Clamé a ti, oh Jehová; dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes. Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido. Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo”. (Sal. 142:1-6)


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