El Padre Nuestro es un documento que está incluido en un gran sermón conocido como El Sermón del Monte, y forma parte a su vez del primer libro del Nuevo Testamento, en este caso, el Evangelio de Mateo; escrito con el propósito de despertar el interés de sus compatriotas en el cumplimiento de las profecías referentes a la venida del Mesías para librar a su pueblo del pecado, y establecer su reino. La razón de comentar todo esto es para considerar el camino a seguir y encontrar El Gran Ideal del Padre Nuestro, pues facilmente se cae en una interpretación errónea conducente a una equivocada aplicación, circunstancia tan frecuente con el estudio de las Sagradas Escrituras.
Considerando por un lado el Libro de Mateo, vemos que esta sección dedicada al Padre Nuestro es parte de la enseñanza sobre la oración (capítulos 6 y 7), y considerando el texto del Evangelio de Lucas capítulo 11, en el cual Jesucristo les ha mostrado a sus discípulos, con el ejemplo, sus hábitos sobre la oración, deja en claro que el El Gran Ideal del Padre Nuestro tiene que ver con la vida y práctica de la oración. No hay nada extraño, forzado o irrazonable que nos deje con alguna sospecha.
Llama también poderosamente nuestra tención el uso del pronombre en plural de la primera persona, ¨nuestro, nuestra, nosotros¨ en esta porción, cuando en gran parte de este sermón se usa la segunda persona del singular, ¨cuando tú des limosna¨ (6:3), ¨Mas tú cuando ores¨ (6:6), ¨Pero tú, cuando ayunes¨ (6:17) como ejemplo. Esta pluralidad está por encima del interés personal y egoista dominante en el ejericio de la oración.
El trasfondo bíblico de esta oración era muy familiar a todo judio piadoso. Propiamente hablando, contiene mandamientos pero no promesas, sin embargo, éstas son sangre que corre por cada una de sus palabras.
En cuanto a mandamientos se refiere, tenemos:
Para Dios como Padre—léase 1 Crónicas 29:10
Que está en el cielo—1 Reyes 8:30
Que su nombre sea santificado—Levítico 11:44
Que su voluntad sea hecha—Salmo 143:10
En cuanto a sus promesas:
Provisión para las necesidades de sus hijos—Salmo 37:25
El perdón divino—Salmo 103:3
El perdonar a los demás—Proverbios 19:11
y sobre la tentación y el mal—Deuteronomio 6:16
Y por el contexto de Mateo, no debía solo ser un ritual y letra nada más, sino por la práctica, en el espíritu que le da vida, lo cual debiera ser la regla de interpretación para toda la Biblia.
Ahora entendemos mejor el mensaje. Tenemos en el Padre Nuestro, un patrón con recursos admirables, del que debieran auxiliarse todas las demás oraciones. Tenemos un patrón divino, práctico, sencillo y vigente, que tiene todos los méritos para ser llamado: La Oración Modelo.
Preciosa verdad, eminentemente preciosa, pero de muy poca influencia en nuestras vidas si no la practicamos. Te animo a que la abraces y sea guía en tus devociones con el Señor. Tomado de: aquí
Ponte en acción y mientras lo haces puedes escuchar esto:
Hermoso y hermosa canción, bendiciones
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