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Hablar de más.

¿Tienes una de esas lenguas prodigiosas que suelen funcionar mucho mas rápido que el cerebro y por ello tienes problemas?, bueno y es que aún sin tener una de esas, la verdad sea dicha, nuestra lengua suele meternos en muchos y variados inconvenientes.

Pudo haber sido la vez que le contaste a ese que creías era tu amigo, algo muy íntimo o concerniente a alguien más y éste terminó por descubrirlo a otros convirtiéndolo en un chisme, o cuando, enojado, respondiste con un $%& o una *%$!! a alguien, o la mejor y, de hecho, ya clásica: estás dando una opinión negativa sobre algo o alguien y ese alguien está justo detrás de ti...¡¡¡rayos!!!, son momentos en los que quisieras se abriera la tierra, te tragara y luego te vomitara en una playa desierta en mitad del océano...bueno,bueno, tal vez exageré, pero si es verdad que nos sentimos mal.

Pero ¿acaso Dios no lo sabía cuando nos creó?, por supuesto que sí, El sabía que nuestra lengua sería un pequeño gran problema: Santiago 3: 5 Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego!.

Hace mucho me regalaron un libro: El control de la lengua de Joseph Stowell, y aunque tiene tips y muy buenos consejos, al final no puede contradecir lo que Dice el libro de libros: "pero ningún hombre puede domar la lengua"; si, ningún hombre, no dice el que más lea, el que mejor se comporte, el que ore más; no, nadie la puede controlar. Lo mejor a lo que se puede aspirar es a ser formados día a día por Dios para aprender a bendecir (hablar bien).

La biblia también dice que si hablamos mucho, quedamos expuestos a pecar con facilidad (Prov. 13:3), por eso el título de este post: Hablar de más. Y es que hablar no es el problema, al contrario, si supiéramos hablar, o mejor, comunicarnos como deberíamos, muchos problemas, seguramente no lo serían. Hablar de más, hablar mucho y con quien no se debe, ese, ese es el verdadero problema, y es que si, sin ser muy habladores, caemos en pecado por maldecir (hablar mal), qué hay de quienes hablamos mucho.

Necesitamos hablar, lo que no es necesario es hablar de más, por ello hoy recibe consejo de lo alto: 
Salmos 34:13
Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño.

Linda y corta reflexión:


1 comentario:

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