¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: ``No es nada el que alguno jure por el templo; pero el que jura por el oro del templo, contrae obligación. Mat. 23:16
Puedo ver gente sentada y cómoda en la silla del tren del cristianismo, mientras el mundo a su alrededor se cae a pedazos, pero, tranquilos, nosotros somos salvos, ¿y los demás?, los demás que se vallan al infierno...
Suena duro, suena feo y muy egoísta, pero eso es lo que demostramos, eso es lo que el mundo percibe. ¿Por qué hay tantos ateos que pregonan la inexistencia de Dios, por qué hay tanto agnóstico que dice no tener suficientes pruebas de la existencia de nuestro Creador, por qué el Satanismo crece y crece cada día más?...sencillo, mira a tu alrededor, ve a los pastores en sus púlpitos hablando de su propia mente y deseos, usando el "Dios dice" a diestra y siniestra para soportar su propia mezquindad, mira a los "hermanos" practicando el pecado sin siquiera remorderse por ello, observa a la "Iglesia" peleándose por banalidades y pequeñeces mientras el mundo observa, mírate a ti mismo y ... tú sabes lo que hay en ti.
Ateos, agnósticos...satanistas, todos unidos en un mismo sentir y un mismo frente: abolir a Dios de este mundo, ¿y nosotros?, peleándonos los unos con los otros porque yo creo y tu no, yo veo y tu no, yo hablo, digo, pienso, etc y tu no. Hemos olvidado nuestra tarea principal, nuestra gran comisión y la hemos cambiado por prosperidad, milagros y shows. Poco a poco el humanismo, evolucionismo, fetichismo y la brujería han permeado y contaminado la sana doctrina de nuestra Iglesia, convirtiéndola en un club social especializado en solucionar problemas de sus socios, pero con muy poca visión para captar nuevos "asociados".
Es triste que veamos niñas vendiendo sus cuerpos, ya ni siquiera por dinero, sino por drogas o alcohol, pero nosotros nos preocupamos en decidir si se debe usar falda o pantalón. Los jóvenes mueren por miles a causa de las drogas, más nosotros nos enrevesamos en si se habla o no en lenguas. Los ateos inundan las escuelas y universidades del mundo con sus teorías y filosofías, y nuestras iglesias reprenden y castigan a sus jóvenes que estudian por no involucrarse lo suficiente en "la obra".
Dios nos envió a hacer algo, y no es a conseguir dinero para ser feliz, ni siquiera nos promete tal cosa en su palabra, no por lo menos de una manera directa o completa. El tiene a su pueblo, nosotros, los creyentes con un propósito específico: hablar al mundo de El. Ni siquiera es convertir o hacer cristianos, sino simplemente hablar, para que ninguno tenga excusa el día del juicio, para que nadie pueda decir a mi no me hablaron, yo nunca escuché. Hablar, es una tarea simple y sencilla, y aunque sé que hay más cosas que implican ser un creyente, también se que no puedo descuidar mi propósito de vida: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura (Mc. 16:15)
Mientras este mundo se acaba...¿qué haces tú?
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